
Estudios científicos
Alcohol and the vasculature: a love-hate relationship?
Abstract:
Alcohol consumption is a leading risk factor and increases the risk of liver diseases, cancers, tuberculosis, and injuries. The relationship between alcohol use and cardiovascular risk is complex. While it is well established that heavy alcohol use and binge drinking harm cardiovascular health, the effect of light-to-moderate alcohol consumption remains controversial. Observational studies have repeatedly confirmed the U- or J-shaped relationship between alcohol consumption and cardiovascular disease risk, with the lowest risk observed in the light-to-moderate drinking group. However, the protective effect of low-level alcohol has been challenged by recent genetic epidemiological studies with Mendelian randomization. Such studies have their own limitations, and the application of this methodology in studying alcohol has been questioned. Results from the latest Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study suggest that the impact of alcohol consumption on health depends on the age structure and the distribution of disease burden and underlying causes in a given population. For young adults, even small amounts of alcohol cause heath loss. For older adults facing a high burden of cardiovascular diseases, light-to-moderate alcohol consumption may improve cardiovascular health outcomes. Mechanistically, all types of alcoholic beverages, including wine, spirits, and beer, have been shown to increase the levels of high-density lipoprotein cholesterol and adiponectin, and reduce the level of fibrinogen. Nonalcoholic components of wine, especially polyphenolic compounds like resveratrol, may additionally enhance endothelial nitric oxide production, and provide antioxidant and anti-inflammatory effects.
Comentarios divulgativos:
La relación entre el consumo moderado y la salud cardiovascular es compleja. La mayoría de las investigaciones observacionales, en las que se ha estudiado a un gran número de participantes, han identificado que un consumo ligero o moderado se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Aunque hay estudios con resultados contradictorios. La evidencia más reciente sugiere que, además de la cantidad consumida, la edad y la población influyen los resultados observados. Siendo los adultos mayores, entre los que las enfermedades cardiovasculares tienen una mayor relevancia, los que se beneficiarían en mayor medida de un consumo ligero o moderado.
Esta revisión repasa brevemente la evidencia científica sobre el consumo y la salud cardiovascular. Hay resultados de estudios observacionales y de ensayos clínicos que apoyan el efecto cardioprotector del consumo moderado. Mientras que un consumo elevado es dañino para la salud cardiovascular, un consumo ligero-moderado de vino, mejoraría los niveles sanguíneos de colesterol HDL, apolipoproteína A1, adiponectina y fibrinógeno. Así como los componentes no alcohólicos del vino, como los polifenoles, que tienen una gran capacidad antioxidante (ej. resveratrol) y antiinflamatoria.
Por el contrario, otros trabajos señalan que a partir de estas investigaciones observacionales no se puede concluir que tenga este efecto y ni descartar la existencia de variables de confusión que podrían estar enmascarando los resultados, por ejemplo, un mejor nivel educativo o socioeconómico, una alimentación y estilo de vida más saludable o una mejor salud, entre otros. Sin embargo, hay estudios que observan que cuando se consideran estos factores, aunque la relación protectora se modera ésta no desaparece. Además, los autores mencionan que investigaciones recientes, de aleatorización mendeliana, que consideran también variables genéticas que perjudican la metabolización del alcohol no son concluyentes por sus limitaciones, y en este caso no serían equiparables a los resultados de ensayos clínicos aleatorizados con un seguimiento prolongado.