Estudios científicos

Effect of body mass index and alcohol consumption on liver disease: analysis of data from two prospective cohort studies

Abstract:

OBJECTIVE: To investigate whether alcohol consumption and raised body mass index (BMI) act together to increase risk of liver disease. DESIGN: Analysis of data from prospective cohort studies. SETTING: Scotland. PARTICIPANTS: Data were from two of the Midspan prospective cohort studies (9559 men): "Main" study 1965-8, participants from workplaces across central belt of Scotland, population of island of Tiree, and mainland relatives, and "Collaborative" study, 1970-3, participants from 27 workplaces in Glasgow, Clydebank, and Grangemouth. Follow-up was to 31 December 2007 (median 29 years, range 0.13-42). We divided participants into nine groups based on measures of body mass index (BMI) (underweight/normal weight <25, overweight 25 to <30, and obese >or=30) and alcohol consumption (none, 1-14, and >or=15 units per week). MAIN OUTCOME MEASURES: Liver disease morbidity and mortality. RESULTS: 80 (0.8%) men died with liver disease as the main cause and 146 (1.5%) with liver disease as any cause. In the Collaborative study, 196 men (3.3%) had liver disease defined by a death, admission, or cancer registration. BMI and alcohol consumption were strongly associated with liver disease mortality in analyses adjusted for other confounders (P=0.001 and P<0.0001 respectively). Drinkers of 15 or more units per week in any BMI category and obese drinkers had raised relative rates for all definitions of liver disease, compared with underweight/normal weight non-drinkers. Drinkers of 15 or more units per week had adjusted relative rates for liver disease mortality of 3.16 (95% confidence interval 1.28 to 7.8) for underweight/normal weight men, 7.01 (3.02 to 16.3) for overweight, and 18.9 (6.84 to 52.4) for obese men. The relative rate for obese men who consumed 1-14 units per week was 5.3 (1.36 to 20.7). The relative excess risk due to interaction between BMI and alcohol consumption was 5.58 (1.09 to 10.1); synergy index=2.89 (1.29 to 6.47). CONCLUSIONS: Raised BMI and alcohol consumption are both related to liver disease, with evidence of a supra-additive interaction between the two. The occurrence of both factors in the same populations should inform health promotion and public health policies.

Comentarios divulgativos:

La Cirrosis es una enfermedad de hígado crónica y se refiere a la cicatrización del hígado. El tejido de cicatriz se forma debido a la herida o la enfermedad a largo plazo. Esto sustituye el tejido sano. El tejido de cicatriz no puede hacer lo que el tejido de hígado sano hace (sintetizan proteínas, ayudan a luchar contra infecciones, limpiar la sangre, ayudar a digerir alimentos, y almacenar la energía para cuando se necesita).
El tejido de cicatriz también bloquea el flujo normal de sangre por el hígado. Demasiado tejido de cicatriz quiere decir que el hígado no puede trabajar correctamente. La cirrosis es asociada con la hepatitis la B y C, la enfermedad del hígado graso con el alcoholismo y muchas otras causas posibles. La cirrosis alcohólica se desarrolla en el 10 % – el 20 % de los individuos que beben fuertemente durante una década o más. Hay una gran variabilidad en cantidad del alcohol necesario para que causar cirrosis.
La enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD) es la inflamación grasa del hígado no causado por el empleo excesivo de bebidas alcohólicas. Más bien es relacionado con la obesidad, la resistencia de la insulina y el síndrome metabólico. Si no trató, esto puede desarrollarse en steatohepatitis No alcohólico (NASH) donde la grasa aumenta en el hígado y tarde o temprano causa el tejido de cicatriz. Este trastorno es similar a la de enfermedad de hígado alcohólica pero los pacientes no tienen una historia de consumo de alcohol excesivo. La biopsia es necesaria para el diagnóstico. Esto puede conducir a la cirrosis y la pérdida de funciones del hígado y así en complicaciones que amenazan la vida. En las etapas avanzadas de cirrosis la única opción es un trasplante de hígado.
El consumo excesivo de bebidas alcohólicas es un factor desencadenante principal para la cirrosis de hígado en el mundo industrializado. De este modo, aunque estadísticamente esta fuertemente asociado con el abuso del alcohol, sólo un pequeño porcentaje de los individuos que beben en exceso desarrolla esta enfermedad. Parece que el etanol es un cofactor y requieren que otros factores exógenos desarrollen la cirrosis de hígado. Como las tarifas de cirrosis de hígado y obesidad aumentan simultáneamente en muchos países del mundo, el exceso de peso del cuerpo también puede desempeñar un papel crucial.
Recientes publicaciones sobre investigaciones en el Diario británico Médico muestra que el alcohol y la obesidad trabajan juntos para aumentar el riesgo de enfermedad de hígado. Dos estudios sugieren que aunque sepa que el alcohol es una causa principal de enfermedad de hígado, la obesidad puede tener un efecto sinergístico.
El primer estudio se refiere a un millón de mujeres, es un estudio de cohorte anticipado en el Reino Unido donde el eslabón entre el índice de masa de cuerpo (BMI) y la cirrosis de hígado entre 1.2 millones de mujeres ancianas fueron examinadas. Las mujeres fueron seguidas en un promedio de 6.2 años y los resultados mostraron que se comparó con las mujeres de un peso sano, las mujeres que eran demasiado pesadas tenían un riesgo mayor de padecer cirrosis de hígado.

Fue estimado de los datos que las mujeres envejecidas de media edad en el Reino Unido, el 17 % de cirrosis de hígado fatal son atribuibles al peso de cuerpo de exceso en comparación con el 42 % estimado atribuible al consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
Para los datos del segundo estudio de otras dos cohortes en el Reino Unido los científicos investigaron los efectos conjuntos de BMI y el consumo de alcohol sobre la enfermedad de hígado en más de 9,000 participantes que fueron rastreados hasta 42 años y divididos en nueve grupos basados en las medidas de BMI y en el consumo de alcohol (nada, 1-14, y > 15 unidades por semana). Una unidad de alcohol en el Reino Unido es igual a 8 g de etanol. Ambos factores fueron relacionados con la enfermedad de hígado y que es más importante la combinación de alto BMI y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas era mayor que el efecto aditivo de los dos factores separados. Ambos estudios concluyeron que las estrategias de reducir la bebida excesiva y el peso de cuerpo excesivo deberían reducir la incidencia de enfermedad de hígado.