Estudios científicos

Non-dietary factors associated with n-3 long-chain PUFA levels in humans – a systematic literature review

Abstract:

Numerous health benefits are attributed to the n-3 long-chain PUFA (n-3 LCPUFA); EPA and DHA. A systematic literature review was conducted to investigate factors, other than diet, that are associated with the n-3 LCPUFA levels. The inclusion criteria were papers written in English, carried out in adult non-pregnant humans, n-3 LCPUFA measured in blood or tissue, data from cross-sectional studies, or baseline data from intervention studies. The search revealed 5076 unique articles of which seventy were included in the qualitative synthesis. Three main groups of factors potentially associated with n-3 LCPUFA levels were identified: (1) unmodifiable factors (sex, genetics, age), (2) modifiable factors (body size, physical activity, alcohol, smoking) and (3) bioavailability factors (chemically bound form of supplements, krill oil v. fish oil, and conversion of plant-derived α-linolenic acid (ALA) to n-3 LCPUFA). Results showed that factors positively associated with n-3 LCPUFA levels were age, female sex (women younger than 50 years), wine consumption and the TAG form. Factors negatively associated with n-3 LCPUFA levels were genetics, BMI (if erythrocyte EPA and DHA levels are <5·6 %) and smoking. The evidence for girth, physical activity and krill oil v. fish oil associated with n-3 LCPUFA levels is inconclusive. There is also evidence that higher ALA consumption leads to increased levels of EPA but not DHA. In conclusion, sex, age, BMI, alcohol consumption, smoking and the form of n-3 LCPUFA are all factors that need to be taken into account in n-3 LCPUFA research.

Comentarios divulgativos:

Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga se relacionan con efectos beneficiosos sobre la salud, especialmente el ácido graso eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA). En este artículo los autores revisan la evidencia científica disponible con el objetivo de identificar qué factores, además de la dieta, se asocian con los niveles de ácidos grasos omega-3 de cadena larga.
Identificaron 5076 artículos relacionados y se analizaron 70. Finalmente agruparon los factores en 1) factores no modificables (sexo, genética, edad), 2) factores modificables (tamaño corporal, actividad física, hábito tabáquico y enólico) y 3) factores relacionados con la biodisponibilidad (origen: krill, pescado o derivado vegetal del ácido alfa- linolénico).
Observaron que había una asociación positiva entre los niveles de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, el sexo y la edad (las mujeres menores de 50 años, tenían concentraciones mayores), el consumo de vino y la forma de triacilglicérido. Mientras que se encontró una relación inversa con el hábito tabáquico y el índice de masa corporal (cuándo los niveles eritrocitarios de EPA y DHA eran menores del 5,6%). También se encontró que una ingesta mayor de ácidos grasos alfa-linolénicos se relacionaba con niveles mayores de EPA, pero no de DHA.
Respecto al vino, 6 artículos relacionaban un mayor consumo de vino con mayores niveles de ácidos grasos omega-3 de cadena larga. En estos estudios participaban principalmente personas bebedoras (88%). Uno de ellos diferenciaba entre vino, cerveza y licores, pero solo encontraba una asociación positiva cuando se trataba del vino, y dos estudios no especificaban el tipo de alcohol consumido, aunque la población de estudio procedía de regiones tradicionalmente consumidoras de vino (Francia y Quebec).
Según los resultados analizados, la ingesta óptima de vino (para este efecto) se encontraba entre los 2-3 vasos/día. Cinco estudios encontraron una asociación positiva entre el consumo de alcohol, principalmente vino y los niveles de EPA, mientras que sólo un estudio encontraba esta relación entre el vino y el DHA. 
En cuanto a la ingesta de alcohol y su relación con los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. Dos estudios no encontraron ninguna asociación, uno encontró una asociación positiva, pero solo en el caso de las mujeres. Y tres estudios observaron una relación negativa, consumos mayores de alcohol se relacionaban con niveles más bajos de EPA y DHA, no obstante, estos estudios aportaban una información insuficiente sobre el tipo de bebida alcohólica consumida. De modo que, los resultados observados muestran que mayores niveles de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, especialmente de EPA, y mayores ingestas de vino podrían estar asociados.