Estudios científicos

Relationship of Wine Consumption with Alzheimer's Disease

Abstract:

Alzheimer's disease (AD), the most threatening neurodegenerative disease, is characterized by the loss of memory and language function, an unbalanced perception of space, and other cognitive and physical manifestations. The pathology of AD is characterized by neuronal loss and the extensive distribution of senile plaques and neurofibrillary tangles (NFTs). The role of environment and the diet in AD is being actively studied, and nutrition is one of the main factors playing a prominent role in the prevention of neurodegenerative diseases. In this context, the relationship between dementia and wine use/abuse has received increased research interest, with varying and often conflicting results. Scope and Approach: With this review, we aimed to critically summarize the main relevant studies to clarify the relationship between wine drinking and AD, as well as how frequency and/or amount of drinking may influence the effects. Key Findings and Conclusions: Overall, based on the interpretation of various studies, no definitive results highlight if light to moderate alcohol drinking is detrimental to cognition and dementia, or if alcohol intake could reduce risk of developing AD.

Comentarios divulgativos:

Entre los rasgos que caracterizan a la Enfermedad de Alzheimer se encuentran las pérdidas de memoria y alteración de la percepción espacial. Durante su desarrollo se producen cambios a nivel cerebral, como la pérdida neuronal, la formación de placas seniles, que se forman por el depósito de una proteína conocida como β-amiloide con un importante impacto a nivel oxidativo, y la presencia de ovillos neurofibrilares, conglomerados de proteínas en las neuronas.
Diversos estudios han analizado el impacto del entorno en esta enfermedad, incluyendo la dieta, que podría tener un papel clave en su prevención. En esta revisión los autores analizan la evidencia científica disponible sobre la relación entre el vino y la enfermedad de Alzheimer, analizando el impacto de la cantidad y frecuencia de consumo.
Hay evidencias que sugieren que tanto el consumo excesivo como la abstinencia total se asocian con un mayor riesgo de demencia en personas con un deterioro cognitivo leve. Varios autores han descrito que ambos elementos se relacionan dando lugar a una curva en forma de J, dónde los individuos con un consumo elevado y abstemios tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad que aquellos que mantienen un consumo bajo o moderado. No obstante, la evidencia disponible no es del todo concluyente, en parte, debido a las limitaciones de los estudios realizados hasta el momento. Hay dificultades para medir el nivel de consumo dadas características de esta enfermedad y en muchas ocasiones los periodos de consumo analizados son reducidos. Asimismo, es complejo controlar factores de confusión que influyen en esta relación (ej. socio-económicos, de estilo de vida, entre otros). En el caso del consumo por parte de individuos jóvenes, la evidencia disponible es más sólida, asociándose con mayores tasas de muerte neuronal y deterioro cognitivo. Pero por otra parte muchos estudios no diferencian el tipo de bebida consumida.
El consumo moderado de vino, junto con las comidas, forma parte de la Dieta Mediterránea. El vino en su composición además de etanol contiene cantidades relevantes de polifenoles, compuestos con propiedades bioactivas, que también se han relacionado con la neuroprotección. A nivel cognitivo, su consumo moderado se ha relacionado con un menor riesgo de demencia y depresión. Aunque los resultados no son concluyentes, hay estudios que indican que el consumo moderado de vino tinto tendría un efecto protector en comparación con el de otras bebidas.

El sexo y la edad sí son factores importantes en esta relación. Estudios con población mayor parecen reportar resultados positivos. Un consumo moderado de vino se asocia con un menor riesgo de demencia, mientras que en población joven no se observan efectos a nivel cognitivo.
Asimismo, hay factores genéticos que parecen tener un papel importante. El polimorfismo del gen Apolipoproteína E-4 (APOE-4) está vinculado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Estudios muestran que el efecto protector del consumo moderado de vino solo estaría presente en aquellos individuos no portadores del alelo APOE-4.
Se plantea que el vino pueda ejercer su efecto a través de mecanismos similares a los observados en la salud cardiovascular, pues la demencia y las enfermedades cardiovasculares tienen factores de riesgo en común. La mayoría de los resultados han sido obtenidos a través de estudios con modelos animales o in vitro, y aún quedan numerosas preguntas por contestar.
Los polifenoles del vino pueden atravesar la barrera hematoencefálica y proteger a las neuronas frente al estrés oxidativo y modular los procesos de inflamación. Se piensa que pueden interaccionar con proteínas cuyo plegamiento es defectuoso, y prevenir la formación de agregados tóxicos.
Entre estos compuestos destacan el resveratrol, la quercetina y la epigalocatequina-3- galato (EGCG). El resveratrol se ha relacionado con una menor mortalidad neuronal, neutralización de especies reactivas de oxígeno, estímulo de enzimas antioxidantes, inhibición de la formación de placas β-amiloides, menor neuroinflamación. La quercetina, tendría capacidad de inhibir la toxicidad del péptido β-amiloide, así como otras moléculas tóxicas, y un efecto antiinflamatorio. Y El EGCG destaca por su capacidad para inhibir la toxicidad mediada por el péptido β-amiloide y eliminar moléculas altamente oxidantes y dañinas.
En resumen, la evidencia sobre la relación entre el consumo moderado de vino, la salud cognitiva y la enfermedad de Alzheimer es creciente, no obstante aún no se dispone de resultados concluyentes. Sí hay evidencias sólidas de que el nivel de consumo es importante, un consumo elevado es pernicioso, así como su consumo a edades tempanas. Por lo que es necesario continuar estudiando para comprender y resolver las dudas existentes y poder emitir recomendaciones basadas en la evidencia.